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Puerto Rico: Paraíso del pajareo caribeño
 / Foto por: Fernando Silva

Miguel Acevedo

Recuerdo aquél día como si fuera hoy. Era muy temprano en la mañana. El sol acababa de salir, pero no estaba lo suficientemente caliente como para alejar el frío de la noche anterior. Éramos un grupo pequeño que caminaba por una vereda estrecha de lodo y piedras en las montañas altas de Cayey. Con cada paso, nuestras botas se empapaban más de lodo. Todos lucíamos una sonrisa y, mientras caminábamos, manteníamos los ojos fijos en las ramas de los árboles a la expectativa de un gran evento.

De improviso, un miembro del grupo nos dio una señal para detenernos y, casi como el que susurra un secreto, dijo: “Aquí arriba escuché algo”. Como un acto orquestado todos, al unísono, tomamos los binoculares y miramos en dirección a un árbol de tabonuco inmenso que se encontraba a algunos pocos pasos de nosotros.

En el campo visual de mis binoculares sólo veía el verde de las hojas. Unos instantes antes de perder las esperanzas, observé, como un actor que entra al escenario, un ave hermosa. Era pequeña, como de unos 12 centímetros (aproximadamente 5”), de plumaje negro y estriado blanco. Picoteaba las hojas en busca de insectos con gestos muy graciosos. Terminó de devorar su manjar, me miró a los ojos y con una burla silenciosa salió volando. No la volví a ver.

Aquel ha sido mi primer y único encuentro con la Reinita del Bosque Enano (Dendroica angelae), un ave que sólo vive en los picos más altos de las montañas de Puerto Rico. Esta especie, en conjunto con la Cotorra de Puerto Rico (Amazona vittata), son los retos más grandes para los pajareros (observadores de aves) que viven o visitan la Isla, el paraíso del pajareo Caribeño.

Pasatiempo popular
La observación de aves es uno de los pasatiempos más populares en EE.UU. Según un estudio del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre, alrededor de 46 millones de norteamericanos observan o han observado aves, actividad que genera alrededor de $32 billones de dólares.

Esta actividad consiste en observar aves en su estado silvestre. Es un pasatiempo muy sencillo, pero a la vez retante y saludable, tanto para el cuerpo como para el espíritu. Dado que es un pasatiempo al aire libre, es una excelente oportunidad para ejercitarse, bajar los niveles de tensión y ponerse en contacto con la naturaleza. Entonces, ¿qué necesito para comenzar en este interesante pasatiempo?
Nuestro cuerpo humano ya viene equipado con lo necesario para disfrutar del mundo fascinante de las aves. Sólo necesitamos nuestros ojos y oídos. Sin embargo, hay equipo disponible para aumentar la capacidad de los sentidos. Los binoculares, casi un sinónimo de la observación de aves, son quizá el equipo más importante para el total disfrute de las aves.

Estos aparatos pueden llegar a ser muy costosos (más de $1,000), pero la buena noticia es que con un par de $30 puede ser suficiente para disfrutar de las aves en su espacio natural.

Libros para especialistas
Una vez ya tienes un par de binoculares, necesitarás un libro que te ayude a identificar nuestros alados amigos. Para Puerto Rico hay varias opciones, pero los libros más comunes son Birds of the West Indies, de Herbert Raffaele y otros autores, una guía con información de cómo identificar cada una de las especies de aves en el Caribe; y las Aves de Puerto Rico, de Virgilio Biaggi.

Este último, aunque es un libro un poco pesado para llevar al campo, es un excelente recuento de historia natural de nuestras aves, que pueden identificarse no sólo por sus características físicas, sino también por su canto. En este sentido, también existe en el mercado un CD para computadoras llamado “Las aves de Puerto Rico en fotografías”, de Mark Oberle, que incluye fotos, descripciones y los cantos de cada una de las especies de aves de la Isla.

Una vez ya estés equipado con binoculares y libro de aves, sólo necesitas comenzar a observar. El sitio más fácil para empezar a mirar aves es alrededor de tu casa. Sal al patio, comienza a mirar qué aves se arriman a tus árboles y utiliza el libro para identificarlas. Una vez te sientas cómodo observando las aves de tu entorno puedes comenzar a moverte, visitar áreas naturales protegidas o, incluso, ir a Cayey en busca de la Reinita de Bosque Enano. Las aves están en todos lados y existe una gran abundancia en nuestros bosques. Sin embargo, la observación es más fácil en áreas abiertas. Por ejemplo, el área de los gazebos en el Bosque Estatal de Carite es excelente para observar aves, pues hay una gran diversidad de especies, pero al ser un área abierta las aves son más fáciles de detectar.

Por Miguel Avevedo

Meas en la edición #2 de alterNativo©.