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Humedales herbáceos en el Refugio de Vida Silvestre Iris L. Alameda Martínez de Cabo Rojo.
/ Foto por: Efra Figueroa |
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Otra informacion |
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En los mangles diversas aves labran, cada cual con su tarea escogida. Unas nadan, otras se comunican chirriando y otras se alimentan sumergiéndose en las aguas del humedal. Desde el punto de observación conocido como un “blind”*, un pico rojizo -a lo lejos- divisa la presencia de una gallareta común (Gallinula chloropus) que transita entre el Zarcel (Anas discors) y el Cabeci blanco (Anas americana), mientras un Judío (Crotophaga ani) se posa sobre una rama leñosa. Este paisaje, que aparenta ser exótico y lejano, es palpable en un pedacito del Litoral Costero del Suroeste, conocido como el Refugio de Vida Silvestre Iris L. Alameda Martínez.
Este ecosistema costero, cuyos límites van desde la Laguna Rincón hasta la PR-301 en el Barrio Boquerón de Cabo Rojo, es perfecto para una huída recreativa. Las alteraciones hidrológicas, hechas al sistema de ciénagas en Guánica (El Anegado) y a la Laguna Cartagena (área protegida por el Servicio de pesca y vida silvestre) en la década de los 50, y la presión de los cazadores por establecer un espacio como mitigación ecológica en la región para las aves migratorias lograron que el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y el de Puerto Rico (entre 1963 y 1964), designaran 463 de los 2,000 acres que forman el Bosque Estatal y Reserva de Boquerón, como refugio de vida silvestre.
Por tal razón, la cacería deportiva de aves migratorias es la actividad más realizada, en el Refugio, durante la temporada invernal, específicamente entre los meses de noviembre, diciembre y enero. Por motivos de seguridad, las instalaciones permanecen abiertas al público en general, en estos meses, sólo de martes a viernes.
*“blind”: Término utilizado para referirse a una estructura que oculta a la persona y permite la observación de aves.
Por Rosemarie Vázquez
Más en la edición #8 de alterNativo©.