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  POR LOS PUEBLOS
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Loíza y sus encantos
[2] Corporación Piñones se Integra. / Foto por: Millie Reyes

[1] Por la PR 187, dejando atrás a Carolina y pasando el Balneario de Isla Verde, se cruza un puente sobre la desembocadura de la Laguna Torrecillas y se llega al sector de Boca de Cangrejos, puerta de entrada a la zona de Piñones, el extremo oeste del Municipio de Loíza.

[2] Cruce el puente y doble inmediatamente a la derecha y encontrará a COPI, Corporación Piñones se Integra, una organización sin fines de lucro y de base comunitaria que desde su fundación en el 1999 trabaja en el desarrollo de iniciativas que fomentan y afirman la identidad cultural y ecológica de sus comunidades y su entorno natural. Promueven la creación de microempresas comunitarias para fortalecer la economía local para beneficio de sus residentes. El Centro debe ser una parada obligada para obtener una orientación básica de la geografía, trasfondo histórico y cultural de la localidad y sobre las alternativas que ofrece Piñones al visitante. Abre al público todos los días y tiene artesanías para la venta y exhibiciones de pintura y esculturas de artistas locales. No se vaya sin hacer ejercicios, puede alquilar bicicletas, kayaks, disfrutar de charlas y recorridos temáticos guiados, coger clases de percusión y de bomba y plena. Échele una ojeada al calendario de actividades especiales que se anuncia en su página de internet http://www.copipr.com/majestadnegra.html o llame al 787-253-9707.

[3] Adentrándose más en Piñones, se encuentran innumerables locales para comer y beber. Un área de interés particular son los quioscos del terraplén donde se consiguen las fritangas típicas de Piñones. Pero no se desespere, a lo largo de toda esa carretera encontrará muchas más opciones.

[4] Siguiendo el recorrido por la  PR 187 se encuentran tres lugares muy populares para la práctica del surfing: Chatarra, Aviones y Tocones, en ese orden. Según los “surfers” que visitan estas playas con frecuencia, cada uno de estos sitios tiene su particularidad debido al nivel de experiencia del surfer y el tipo y patrón de ola que lo caracteriza. Uno es para gente experimentada, otro para principiantes y otro para tablas pequeñas “morey boggie” y “body surfing”.

[5] Si quiere quemar un poco de calorías y no entra en ninguna de las categorías de surfing anterior, puede parar en el Balcón del Zumbador, donde encuentra todo lo relacionado al mundo de la salsa. Baile con la salsa que siempre se escucha en el lugar o con suerte, con el grupo que esté tocando en vivo.

[6] Frente a el Balcón del Zumbador y de inmediato pasando la única escuela elemental en Piñones, la calle a la derecha atraviesa la comunidad de Piñones adentro. Al finalizar, llegará a los predios del Área Recreativa del Bosque de Piñones. Este es el mejor acceso al bosque y a su laguna. Este bosque está constituido por las cuatro especies de árboles de mangle y es hoy el área de mayor extensión de manglares que existe en Puerto Rico. Llegue hasta la torre de observación desde donde se aprecia la Laguna de Piñones, casi en su totalidad. En el horizonte, mirando al sur, se aprecia la Sierra de Luquillo y parte de la Cordillera Central. Existe también una vereda a través del manglar, ideal para apreciar de cerca los detalles característicos de este particular ecosistema único del trópico. Recuerde en este recorrido “perfumarse” con algún repelente de mosquitos, sobre todo si es muy tempranito en la mañana o cayendo la tarde.

[7] Una vez llega al puente que cruza el Río Grande de Loíza comenzará a ver las esculturas de arte público del artista Daniel Lind. Una mirada atenta captará el amor del artista hacia su pueblo quien en su obra refleja tradiciones y elementos característicos de Loíza. Hay toda una ruta escultórica.

[8] En el segundo semáforo que se encuentre de frente se topará con Villa Cañona, comunidad luchadora que reclaman su derecho a vivir en paz, cansados de la marginación y del abuso policíaco. Atentos al mural que bien refleja el espíritu de la comunidad.

[9] Vaya al bar restaurante El Alambique en la calle Espíritu Santo. Es un sitio sencillo, pero atractivo (hay fotos de peloteros y de carteles típicos de Loíza), donde se puede jugar billar. Atendido por la señora Aida Santiago y su familia, se ofrece almuerzo con comida criolla (el menú es a US$ 5.50). Abierto de lunes a sábado de 11 am a 10 pm. Lo que se ha mantenido por tiempo, y razón por la cual Doña Aida continúa con el negocio (por petición popular), son las famosas rumbas de los domingos a partir de las 6:00 pm. Hasta ahí llegan los vecinos, pero también los amantes de la buena música.

[10] Camine por el pueblo y disfrute de la hermosa arquitectura del lugar. ¿Un ejemplo?: vea los exteriores de la casa de la fotógrafa Rosa Mari Berríos: una antigua construcción de principios del siglo pasado en la esquina de Espíritu Santo con José López. La puede distinguir por su color (está pintada de amarillo) y porque está perfectamente restaurada. Perteneció a doña Gabriela Cirino López, quien vivió ahí hasta los 103 años, cuando murió.

[11] Si ya está en la esquina de la casa de Berríos, aproveche y vea las exposiciones que se montan en un espacio preparado por Rosa Mari y Pedro (su compañero), donde presentan diferentes exposiciones. La última del fotógrafo puertorriqueño residente en Dallas, Miguel Casanova, sobre las fiestas de Santiago Apóstol, pero también de la gente de Loíza, atractivo mayor de este pueblo.

[12] En la Plaza de Loíza, entre a la hermosa iglesia del pueblo. Comienza su construcción para los 1800 y recientemente fue restaurado su altar y un retablo con la imagen de San Patricio (patrono de Loíza). Ahí, en el púlpito, de seguro estará el padre Harold, quien oficia misas los domingos a las 8 am y, en los días de semana, a las 7:30 am. Si no puede visitar la iglesia en ese horario, busque a la secretaria, en el edificio de enfrente, y se la abrirán para que la vea. Así de simple.

[13] No se pierda una visita al Cementerio Viejo Municipal, en la calle José López, ahí verá el arte de las lápidas, antiguos nombres de loiceños y podrá apreciar un lugar realmente atractivo. Habitualmente está abierto y no hay problemas para caminar y pasar un momento de quietud y reflexión. Recomendación: lleve sombrilla.

[14] La Cueva María de la Cruz es otro lugar llamativo. Imagine una gruta de grandes dimensiones, donde se han encontrado vestigios de los antiguos indios Taínos. El municipio está efectuando en el lugar algunas reparaciones y, pronto, se instalará un centro de exposiciones y de venta de artesanías. Merece una visita. Para llegar, pregunte. Queda cerca de la entrada del pueblo y con unas señas dadas por un buen vecino, se accede fácilmente. De hecho, cuentan algunos lugareños que la cueva lleva el nombre de la vecina más próxima al lugar, llamada María de la Cruz, a quien hacían referencia cuando alguien preguntaba.

[15] La PR 187 tiene lugares fascinantes de recorrer. Si quiere conocer el trabajo artístico de la ceramista Roxanna Jordán acérquese a la urbanización Santillana del Mar. Se encuentra con una especie de “arco” de cemento en la misma entrada y a mano izquierda (antes del “arco”) hay un camino de tierra que bordea las casas. Coja ese sendero que lo llevará a su casa-taller y podrá conocer las maravillas que Roxanna crea. Un horno casero para el Rakú lo recibe como símbolo de la magia del lugar. Roxanna y sus dos duendes, Ian y Ricardo, le harán saber que pisa un espacio donde los elementos tierra, aire, agua y fuego se conjugan en hermosas piezas de arte. Se llevará un pedacito de ellos en su alma, y segura que una de sus magníficas obras.

[16] No se vaya sin ir al taller de Pedro Laviera, en la misma PR 187. No sólo son fascinantes las máscaras que el artesano construye del coco, sino también él mismo, que tiene mucho que decir. Sus historias son geniales. Escúchelo atentamente y lo va a disfrutar. El taller está a la orilla de la carretera y es ahí donde trabaja y expone sus obras, algunas de las cuales se exhiben en museos o son vendidas en altos precios.

[17] Si quiere seguir viendo arte, o conversar con una familia de artistas, deténgase en el Centro de Artesanía familia Ayala (PR 187) y cuna del Ballet Folklórico de los Hermanos Ayala. Encontrará una pequeña tienda, mucha historia y con suerte algún rumbón durante las Fiestas de Santiago Apóstol o fines de semanas alternos donde el Ballet ensaya.

[18] Siga esa misma carretera que más adelante puede pararse a oír la vellonera, tomarse un palo o conversar con el dueño del Bar El Grillo: Cuquito. Por años fue una barra gay y hoy día es de todos y todas. Como el mismo rótulo indica, encontrará un “ambiente de panas”. Es un punto ideal para esperar la procesión de Santiago Apóstol.

[19] No se marche de Loíza sin visitar la Villa Pesquera Herrera y el restaurante del lugar, a cargo de Eddie Rivera. El sitio está a un lado de la desembocadura del Río Herrera y junto a la playa. Y puede comprar, para cocinarlo usted o degustar allí mismo en el restaurante de Eddie, todo tipo de pescado o mariscos frescos: chillo, sierra, cotorro, pulpo, colirubia, mero, tiburón... Súmele a la buena mesa el buen ambiente y las exposiciones de obras de arte y tendrá un lugar perfecto para terminar un buen día.

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