Santurce, lugar de asistencia y, ¿por qué no?, también lugar de resistencia. Santurce, espacio con y desde varias visiones. Dominio que cada quien define según su mirada, según sus motivos de estar, según su relación con este Santurce.

Espacio de historia, Santurce arte, Santurce jangueo… allí donde se hace más evidente la mezcla de niveles socio-económicos y educativos en la capital. Espacio atractivo; encuentro entre lo urbano y la costa.  Ámbito que ofrece lo seguro y lo divertido; zona propicia para la reflexión y para el olvido.

Podemos pensarla como el área preferida, como la dimensión seleccionada por diferentes grupos y por variadas comunidades. Entre ellas se encuentran las personas in,tegrantes de las comunidades lésbica, gay, bisexual y transgénero (lgbt), pues fuimos llegando y allí estamos. Nos fuimos adueñando, apropiando, o tal vez sería mejor pensar que el espacio se apropió de nosotros. Del desayuno a la madrugada y luego al sueño, al hogar… y de vuelta al espacio.

Los turistas lgbt que visitan Puerto Rico encontrán en Santurce una gama de lugares donde hospedarse con ambientes y precios diversos en un entorno bastante “amigable”. Santurce será, sin duda, lo más parecido que encontrarán en la Isla a un DuPont Circle de Washington DC, al Village en Nueva York o a la famosa calle Castro de la ciudad de San Francisco.

Desde Punta Las Marías hasta el área del Condado, desde la playa hasta la Avenida Fernández Juncos, integrantes de las comunidades lgbt se insertan, se hacen “comunes”, se entienden y se miran cotidianos en muchas de sus esquinas.

“Yo vivo en Santurce… allí trabajo. Es donde están los lugares de diversión y esparcimiento. Mi lugar preferido: la Avenida De Diego desde el Centro Minillas hasta el Banco Popular… los banquitos y los árboles a lo largo de la misma”.

Desde el lugar de baile más concurrido, una tienda de artículos dirigido principalmente a las comunidades lgbt, las playas del área, hasta los bares para el encuentro acordado o casual, Santurce es un sector importante para las comunidades de lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros.
En Santurce encontrarás los lugares del jangueo nocturno para mirar la música y escuchar los cuerpos. La principal discoteca del área, Krash, ofrece largas horas de música bailable y espectáculo variado, pero si quieres pasar un rato en un bar, puedes visitar Junior’s.

Y “después de la oficina: Tía María (Ave. José de Diego 326). Cuando necesitas estar entre gente gay o con gente como tú, éste es el lugar. Este bar siempre está accesible; es la primera parada en el camino hacia cualquier otro sitio”.

Pero, ¿por qué se muda la gente a este a Santurce, a este espacio? ¿Por qué siguen llegando, adhiriéndose, quedándose? ¿Por qué visitan e invitan, tratan, pueden y quieren…? “Es el lugar en que pienso cuando reflexiono en lo puertorriqueño del área metropolitana; es un espacio que une lo antiguo del Viejo San Juan con la zona más moderna que es Hato Rey. Santurce para mí está en el medio; es donde vive la gente. Lo relaciono con transportación, con las paradas de la guagua (los autobuses). También es el lugar cuando uno piensa en dónde va a comer… es donde hay árboles, donde está el arte. Cuando voy a ir al cine o al teatro, es en Santurce, casi siempre. Las pocas veces que voy a una barra, también es ahí. Si pienso en playa me veo en Santurce, en la playa de Ocean Park. Para mí, es una conexión de trasbordo, el lugar entre mi cotidianidad y mi trabajo, entre lo público y lo privado”.
Y con miradas horizontales y verticales, las personas expresan así su relación con este “barrio” grande, y todos coinciden en que lo más que les gusta de Santurce es lo variado de la gente.

“Tengo la impresión de que es un sitio más abierto a la diversidad por haber tanta gente diferente. Conozco poco de Santurce, conozco la Ponce de León, que es por donde me meto. Santurce es para mí la avenida Ponce de León. ¿El lugar especial para mí? La Plaza del Mercado porque es un viaje en el tiempo… es una bella plaza”.

“También me gusta la Calle Tapia… y como suena su nombre. No sé, pero me encanta, será porque viví allí. Y me gustaba en aquel momento también por la playa, por el acceso. El área es “gay friendly”, al menos con las lesbianas.

“Diría que Santurce es un ‘gay belt’. Cuando voy a Kasalta y a Bebos, sé que voy a ver gente gay”.
“Yo diría que a mí me gusta Bebos por la comida. En el caso de Kasalta, lo veo como un lugar de jangueo matutino, bueno… de jangueo a cualquier hora con gente de las comunidades lgbt. Las personas entran y se van en bloque. Para mí, como lesbiana, esta panadería-deli-cafetería es refrescante, el mejor sitio para un desayuno por la mañana. Es frecuentado sobre todo por un grupo educado, de un nivel de ingreso alto. ¿Quién puede pagar un café tan caro?”

¿Es Santurce un espacio que permite la integración o un lugar por donde se mueve la gente? ¿Es un sitio donde se desarrolla comunidad o un punto propio para el aislamiento? En este acercamiento limitado, no podemos encontrar las respuestas a esas preguntas, pero no podemos pasar de entender a Santurce como un espacio con piel, sangre y carnes en el que coinciden algunas personas para buscar diversión o compañía, amistades o encuentros, sol, mar o alimentos para llenarse y enfilarse nuevamente, mostrando los cuerpos o los pies delgados, compartiendo palabras obsoletas o muecas…
Es un ámbito repleto de colores, formas, tamaños, de muchos olores que estimulan los sentidos… de sueños dormidos y despiertos, de movimientos que están listos para la conquista del otro, la otra o del espacio.

Por Olga Orraca

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