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/ Foto por: Ricardo Alcaraz |
La maravilla de subir a la montaña está en la piel. De ahí directo al alma. Cuando la brisa fresca y limpia nos acaricia, empezamos a sentirnos distintos y afloran los estados de bienestar. Es como si nuestra tierra nos recordara que estamos cerca de su corazón. De repente, olvidamos que llegamos de la ciudad calurosa y agitada. Acá arriba, el único calor que aprieta es el humano, la camaradería y la solidaridad. Puede llamarse Aibonito, Orocovis, Barranquitas, Adjuntas, Utuado, Lares, Ciales, Jayuya; toda la montaña es una sola. Y sus características físicas y humanas no varían tanto. Esa homogeneidad nacional es la que nos fortalece y orgullece.
Uno de nuestros mayores atractivos como isla tropical y caribeña es el clima, que es prácticamente igual todo el año. Pero claro, tenemos el placer de temperaturas agradables, pero también nos golpea el susto, durante la temporada de huracanes (30 de junio al 1 de noviembre) que humanamente nos ha hecho crecer. Obviando esa etapa, el clima más frío es la virtud de la altura. Allá donde florecen el café y la china dulce.
Aibonito, el municipio más alto del país con 2,401 pies sobre el nivel del mar, ha quedado retratado en la historia como el lugar donde más ha bajado la temperatura en Puerto Rico. Fueron 40 grados Fahrenheit el 9 de marzo de 1911, según datos enciclopédicos. Pero no necesariamente quiere decir que esa haya sido la temperatura más baja en la Isla ni que sea en Aibonito el lugar donde se haya registrado.
De acuerdo con el meteorólogo, José Álamo, del Servicio Nacional de Meteorología (SNM) de Estados Unidos en Puerto Rico, no hay instrumentos de medición en cada rincón del país.
Hay sólo 63 estaciones para medir la temperatura y la precipitación. De este modo, puede que en un lugar donde no haya un termómetro oficial se haya registrado una temperatura récord y no ha quedado evidencia para la historia.
Un registro que el SNM llevó por casi 30 años consecutivos, de 1971 al 2000, demuestra que, por lo menos durante ese tiempo, fue Adjuntas y no Aibonito donde más bajó el termómetro durante los meses de invierno. El Pueblo del Gigante Dormido tuvo una temperatura mínima promedio para los meses de diciembre, enero y febrero, de 57.5 F; 54.9F y 54.4F, respectivamente. Sin embargo, la mínima promedio de Aibonito para esos meses fue de 64.7 F; 63.8 F y 62.9.F. En ambas municipalidades, febrero fue el mes con la temperatura más baja.
Los datos del SNM también indican que la temperatura máxima promedio durante los meses de invierno es más alta en Adjuntas que en la Ciudad de las Flores.
El agrónomo Pablo Marrero destacó que, aunque Aibonito y Adjuntas son igualmente frescos, la diferencia está en que el primero recibe las brisas calientes del Caribe, mientras que Adjuntas es más húmedo. Esto abre un campo diverso para la siembra. Aibonito aprovecha su frío, su lluvia y sus brisas secas para el cultivo de flores y plantas ornamentales.
“Los pueblos de Aibonito, Cidra y Cayey son la zona ideal para la floricultura, por su altura y su clima, mientras que la zona central es demasiado húmeda para estos cultivos”, subrayó el agrónomo, quien trabaja en la Estación Experimental de Cayey. El café y la china, sin embargo, son de zonas húmedas, recalcó.
Marrero sostuvo que, gracias a la temperatura en Puerto Rico, se puede sembrar todo el año, y casi cualquier producto florece en cualquier región. Pero unos se dan más sabrosos en unos terrenos que en otros.
Pero de acuerdo con la agrónoma Landis Forestiel, coordinadora del Servicio de Extensión Agrícola de Aibonito, al parecer los aiboniteños no capitalizan las bondades de su tierra, ni de su clima y no le han dado prioridad a la agricultura. Según dijo, la vinculan con la economía de subsistencia y la pobreza.
“No se está aprovechando el área para la producción de cítricos, que se dan maravillosos”, dijo Forestiel. La producción agrícola de este municipio se centra en las plantas ornamentales y las flores.
Por Delia Rivera
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