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Gilberto, Gilbertito Santa Rosa o El Caballero de la Salsa, como quieran llamarlo, indudablemente es un puente entre dos generaciones de salseros. / Foto por: Suministrada |
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Otra informacion |
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Puerto Rico es tierra de soneros. Creo que eso no lo puede discutir nadie. En nuestro país, cada generación ha tenido un sonero que la identifica: Ismael Rivera, Héctor Lavoe, Cheo Feliciano, Frankie Ruiz, Marvin Santiago, Andy Montañez, Cano Estremera, Domingo Quiñones y Gilberto Santa Rosa son sólo algunos de los que nos han deleitado con sus voces e inventiva.
Es de este último de quien vamos a hablar. Gilberto, Gilbertito o El Caballero de la Salsa entró al gremio salsero a los catorce años. Para el que guste de datos y de onomásticos, El Caballero nació el 21 de agosto de 1962 en Carolina, o sea, es de la estirpe del león. Sus primeros pasos los dio junto a su amigo Pedro Morales Cortijo (Don Periñón). Luego, Mario Ortiz lo reclutó para participar de la grabación del disco “Borinquen Flame”.
Su fanaticada conoce que su momento de suerte le llegó en el primer año de universidad, cuando aceptó formar parte de la orquesta de Willie Rosario, junto con Tony Vega y Bobby Concepción. ¿Quién no recuerda el “solo caminando por las calles” (“Lluvia”) o el “Botaron la pelota tu papá y tu mamá” (“Botaron la pelota”)? Permaneció cinco años con Mr. Afinque. Es el paso por esa orquesta lo que sentó las bases del sonero que es. En 1986, decidió crear su orquesta, con la cual trabajó siete años. De esa época son los discos “Salsa en movimiento”, “De amor y salsa”, “Punto de vista” y “Perspectiva”, entre otros.
Gilbertito, como bien señalan sus datos biográficos, es un puente entre dos generaciones de salseros (cocolos). El Caballero vistió a la salsa de etiqueta, pues fue uno de los primeros salseros que se presentó en la Sala de Festivales del Centro de Bellas Artes de San Juan. Además, el artista ha incursionado con éxito en el mundo teatral al participar en “La pareja dispareja” y “La verdadera historia de Pedro Navaja”.
Santa Rosa ha sido apoyo y, en muchos casos, promotor de artistas, como en el caso de Víctor Manuelle, el llamado Sonero de la Juventud, quien, apadrinado por el salsero, logró despuntar hasta convertirse en el ídolo que es hoy. En los años noventa, Gilbertito creó su sello disquero Camínalo, dándole paso a grabaciones como las de Plena Libre, Choco Orta y recientemente la del joven Héctor Giovanni.
Por Alida Millán
Más información en la edición #6 de alterNativo©.
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