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La joven artista, Cindya Pagán, flanqueda por su otra ella. / Foto por: Suministrada por la artista |
Laura Bravo
Unos recurrentes universos paralelos simulan colisionar en el imaginario artístico de Cyndia Pagán: el de la naturaleza y el del desarrollo urbano, el de la biología y el de la tecnología, el de lo humano y el de lo vegetal, el de la introspección y la exterioridad, el pasado y el presente, el de la creación y el de la autodestrucción.
Parecen enfrentarse en una brusca colisión, de hecho, aunque en realidad estos dos espacios conviven colindantes y serenos, dando forma al conflicto propio que nace de la búsqueda y el desarrollo en todo artista y en todo ser humano.
El entorno natural y el medio ambiente son, en efecto, dos de los efectos más consistentes y logrados en la producción de esta joven artista. Los campos de su Aguadilla natal arrastran también con ellos algunos de los mencionados símbolos y espacios temáticos presentes en su obra, como es el caso del abandono de la infancia y el de la nostalgia por una placidez que se creía imperecedera y que el tiempo, implacable, se encargó de disolver.
La hierba, el heno recién cortado, la tierra y el olor a lluvia fresca son algunos de los elementos naturales que inspiran, provocan y componen materialmente una de sus creaciones más interesantes, "Mobiliario orgánico", la cual parte del recuerdo de las experiencias campestres vividas de niña en la casa aguadeña de sus abuelos. Ésta, que consta de un sofá confeccionado con pacas de heno, “surge como una respuesta a la ausencia de la naturaleza en el entorno urbano y a la dureza que se percibe en los materiales que nos rodean”, según la misma artista se detiene a explicar.
A la par que la naturaleza, ese ente fecundo y parturiento de vida inagotable, el universo femenino es también una fuente constante de creación en los lienzos de Pagán, aunque en ocasiones amargamente interrumpida o en dolorosa pugna por dar continuidad al cultivo de la creación. Su serie en medio mixto de "Emociones y fluidos", inspiradas en su mayoría en la dolorosa indagación en la historia personal y el subconsciente de la artista, se halla acompasada sensitivamente por aquella inquietud que provoca una inminente esterilidad o, al menos, una dificultad que irrumpe en el ciclo de la vida. Los terrenos secos y agrietados que sirven de escenario a unos retratos metafóricos de sí misma, como una inconsolable Medusa que con su surtidor de lágrimas y sangre no es capaz de devolverles la fertilidad perdida, es uno de los posibles ejemplos. En otras ocasiones, la exploración del interior de la artista se traduce visualmente, con estética y manufactura pop, en rostros que se esconden, en miradas escudadas, en gestos de hastío y de tormento provocados asimismo por la impotencia y el dolor de la interrupción del brote de la vida, en cualquiera de sus posibles acepciones.
Cuerpo y paisaje, carne y corteza, entraña y raíces, alumbramiento y germinación son, por tanto, binomios que conviven recurrentemente y que comparten simbolismo en las creaciones de Cyndia Pagán. La mayor amenaza que en ellas sufre la naturaleza, aparte de su propio potencial para la destrucción, es el de la artificialidad de la mano humana cuando ésta se traduce en industrialización, progreso y modernización, como parece sugerir su "Mobiliario orgánico" y la serie fotográfica "Paisaje vial: vestigio industrial". Estos dos elementos, lo natural y lo artificial, marcan definitivamente los ejes cardinales de su obra. Otra pareja, la ruina y la nostalgia, completan el cuadro simbólico de la misma.
Por Laura Bravo
Más en la edición #7 de alterNativo©
Palabras claves
• Aguadilla
• Manufactura pop