Paseo Atocha en Ponce, antaño, una de las principales vías de comercio local. / Foto por: Ricardo Alcaraz

Humberto Figueroa nos invita a su paseo...

¿A dónde llevarías a algún(a) visitante suyo a para que conozca Ponce y por qué?
Tras un recorrido por el centro histórico, desde la Playa de Ponce por la Calle Marina, haría un descanso en la refresquería del lateral del Correo de la Atocha. Allí un frío maví o un refresco de raíces entonará para arrancar hacia el sur de nuevo, atravesando el Barrio de Mariani, calle a calle. Luego de un descanso en una barrita de esquina en la Calle Roosvelt con Capitán Correa, haría un paseo por el Barrio Bélgica.

¿Por qué vives en Ponce?
Hay una fuerza gravitacional fatal que emana de sus calles y aceras. Las ruinas atraen a los románticos que prefieren las sombras húmedas de los árboles de quenepa y mango, y los aromas a tierra de batey recién barrido.

¿Qué tiene Ponce que no tenga otro municipio?
Ruinas de líneas neoclásicas y dos plazas. Es una ciudad fantasma de noche, pero sobre la medianoche la vibración de las discos de reguetón arrastra.
 
¿Qué es lo más que te gusta de Ponce?
Una particularidad muy ponceña son los sándwiches de pulpo, carrucho o camarones. Al sur le gusta eso, el marisco con pan, con su vinagreta chorreante. En verano los gazpachos de aguacate con bacalao, tomate y cebolla. Los ponceños del cambio de siglo XIX al XX imaginaron la ciudad hacia una metrópolis, pero el proyecto se redujo a una cosa pueblerina: el fenómeno del jíbaro en actitud pueblerina.
 
¿Por qué en Ponce se escuchan tangos?
Ponce y su gente son una isla en la isla, y están con sus puertos abiertos a la novedad. Los gerentes de la cultura endosaron al tango blanco sobre la plena y la bomba mestiza-negra.
 
¿Por qué dicen que Ponce es el pueblo de la bohemia?
Ponce es la capital isleña desde el sur, y el bolero y la añoranza son parte de esa cultura dominguera de terrazas y balcones de bateyes y palmares.