Fernando Silva
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/ Foto por: Ricardo Alcaraz |
La cuarta edición de alterNativo ha puesto la mira en tres pueblos que configuran el corazón de la región sudeste de Puerto Rico: Patillas, Maunabo y Yabucoa, conocidos como la costa escondida. Éstos comparten circunstancias geográficas que, con el tiempo, condicionaron muchas de sus características y relaciones económicas, ecológicas y socioculturales.
La Sierra de Pandura, entre Yabucoa y Maunabo; la Sierra de la Guardarraya, entre Maunabo y Patillas; y la Sierra de Cayey, en el extremo interior de los tres pueblos, los separan del resto de la Isla, al tiempo que los unen como región. La Pandura y La Guardarraya le imprimen un dramático elemento a la belleza del paisaje. Sus extremos orientales terminan en el mar súbitamente, en acantilados y en abruptas pendientes, apuntando hacia una línea imaginaria que se divide el Mar Caribe y el Océano atlántico.
Las costas de esta trilogía boricua quedan resguardadas, como escondidas entre el abrazo de estas montañas. La topografía de la región parece haberles protegido del paso del tiempo y de la fuerte transformación que han sufrido el resto de las costas de la Isla a consecuencia del impacto de las carreteras y al rápido y voraz patrón del crecimiento urbano en los últimos 60 años. Aquí no hay edificaciones monumentales de hoteles, ni condominios ni extensas urbanizaciones. Tampoco hay multitudes de gente, ni de embarcaciones de placer ni de recreo salvaje y agresivo. Tiene esta costa un encanto que asociamos con nuestra prejuiciada percepción de lo prístino, de la costa tropical silvestre, indómita y paradisiaca.
En los valles que separan estas montañas se fundaron los tres pueblos. Cada cual tiene un río principal que dio origen y fertilidad a sus valles agrícolas: el Río Guayanés, el Río Maunabo y el Río Grande de Patillas. Sus valles fueron todos enclaves de plantaciones azucareras y sus montañas hicieron honor al café y frutos menores. Entre estos pueblos, hay todavía una fuerte tradición agrícola y una férrea cultura asociada con la pesca de subsistencia. No existen grandes centros comerciales, tampoco se vive de prisa, ni con pretensiones de ciudad moderna.
Los yabucoeños, maunabeños y patillenses expresan a viva voz y con mucha elocuencia un profundo amor y orgullo por sus riquezas naturales, sus extraordinarios esfuerzos comunitarios, sus aciertos en el campo del deporte y por la cultura puertorriqueña. Todo esto, lo sabemos por experiencia y así lo habrán de descubrir ustedes en las páginas de alterNativo y en su próxima visita a esta región del País.