Leoncio Pineda
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Mural en la Plaza del Mercado de Río Piedras, una de las más grandes de Puerto Rico. / Foto por: Ricardo Alcaraz |
Tómese su tiempo. Opte por un día. No se arrepentirá. Deje espacio para este viaje, diferente a los típicos y que, por lo mismo, lo adentrará en un mundo muchas veces desconocido no sólo para el turista pasajero, sino para el boricua que montado en la comodidad de su coche apenas ve pasar la ciudad.
Le proponemos un punto de encuentro al que no se podrá negar: la Plaza de Armas del Viejo San Juan. Desde ahí, del corazón del Viejo San Juan, parta en esta aventura de sorpresas garantizadas y vivencias inigualables. Por eso, no queremos que se quede en las archiconocidas calles adoquinadas. Buscamos que explore hacia adentro, a la pintoresca zona de Río Piedras.
Planteado el desafío, aléjese de la Plaza de Armas y camine por la Calle Fortaleza hasta la estación de buses (o “guaguas”, no lo olvide) en el edificio de estacionamiento Covadonga. Serán unos minutos de caminata, seguramente soportando el calor mañanero, así es que váyase por la vereda que da sombra…
Sí, cogerá una guagua, no un taxi ni un tour, tan tradicionales en Puerto Rico, pero que a la vez se mantienen tan lejos de la realidad, de lo cotidiano, de país real. Tampoco es para que se alarme: disfrutará de acondicionador de aire y de un cómodo asiento en los autobuses de la AMA (Autoridad Metropolitana de Autobuses).
Una vez ahí se sentirá perdido y hasta avasallado debido a la cantidad de buses y recorridos. No se preocupe. Busque el cartel que dice “Río Piedras”, la guagua que en el frente indica “Número 1” y espere sentado a que aparezca para montarse junto a los que diariamente trabajan o visitan este tradicional sector de la capital.
Nos olvidábamos de un pequeño gran detalle: lleve menudo. Necesita 75¢ para disfrutar de este viaje junto a jubilados, estudiantes, inmigrantes, obreros, madres, niños, y más de algún ser pintoresco al que no podrá dejar de mirar. Es parte del atractivo del tour.
Ya está montado. Ahora, a relajarse. Créame que no habrá más opciones al menos en cerca de 50 minutos, que es lo que demora en completar el recorrido la guagua desde el Viejo San Juan hasta la estación de buses de Río Piedras. En ese lapso, y antes de llegar a su destino, podrá disfrutar del paisaje urbano de cuatro áreas: Viejo San Juan, Miramar, Santurce y Hato Rey.
Recuerde: no se desespere. El viaje tomará tiempo, ese tiempo que necesitará para disfrutar de todo a su alrededor. Paradas recomendadas –siempre y cuando vuelva a tomar la guagua que lo dirigirá a Río Piedras (pasan cada 15 ó 20 minutos, aunque a veces demoran más)-: El Parque Luis Muñoz Rivera, la playa El Escambrón, el área residencial de Miramar, la Placita del Mercado, la zona de los museos en Santurce…
Como ve, hay mucho que disfrutar, por eso preferimos que se tome un día en esta excursión.
Cumplidos los 50 minutos verá que la guagua estará aproximándose a la estación de buses. Llegó la hora. Una vez abajo, podrá ver parte de la pintoresca comunidad de Río Piedras.
Suponemos que partió temprano del Viejo San Juan, así es que no demore en comprar alguna fruta o una batida en alguno de los negocios callejeros, no se arrepentirá. De hecho, la agricultura es parte importante de esta área, considerando el funcionamiento de la Plaza del Mercado de Río Piedras (el más importante de la ciudad, abre diariamente de 6:00 am a 6:00 pm, de lunes a sábado, y el domingo de 6:00 am a 12:00 pm), en el Paseo De Diego, y del EcoMercado, en la calle González (se instala el segundo sábado de cada mes, desde temprano en la mañana hasta pasado el mediodía, aunque desde octubre operarán en la Fundación Sila Calderón, en la misma calle).
Ya con las fuerzas necesarias para continuar, váyase al Paseo De Diego, un hervidero de gente y comercio, donde podrá ver al vecino del barrio y a pintorescos personajes del lugar.
Si sus preferencias son más “elevadas”, puede visitar varias librerías, situadas en la avenida Ponce de León, que es donde justamente desemboca el paseo.
Ahí encontrará no sólo una buena oferta de libros, sino que también de comida, con restaurantes que ofrecen desde cocina internacional hasta otros, como El Boricua, al que acuden locales y estudiantes sobre todo a escuchar música en vivo y beber una celveza.
Si quiere darse un respiro, acérquese a la Plaza de la Convalecencia. Ahí encontrará la Iglesia del Pilar y parques, aunque actualmente hay trabajos de remodelación que espantan a cualquiera.
Si ya vuelve a tener apetito, vale la pena llegar hasta un local de helados naturales (Heladería Georgetti, horario: de 9:00 am a 6:00 pm), donde podrá disfrutar de varios sabores típicos.
Ya en el área, puede observar la arquitectura del lugar: la Casa de la Cultura Ruth Hernández, la Casa de Henry Klumb, la Casa Soler, la Funeraria Escardille, las casas Romaní y Antuñano, la iglesia La Milagrosa, los ex cines Paradise y Martí, así como la que fuera la antigua farmacia modelo y la ex casa alcaldía.
No se lo dijimos, pero a estas alturas ya habrá tomado la decisión de comprar una o varias botellas de agua. Sí, el calor no ayuda a caminar mucho, pero es el sacrificio que hay que hacer para conocer al Puerto Rico auténtico, no el del casino y la playa perfecta.
Si ya no quiere caminar más, le recomendamos un sitio imperdible: la Universidad de Puerto Rico (UPR), la casa de estudios universitarios más importante del País y donde funcionan museos, bibliotecas, un teatro, una estación de radio y se puede descansar en sus parques interiores.
No se quede ahí si está atardeciendo. Vuélvase hasta el Teatro Yerba Bruja, para disfrutar de un íntimo espectáculo teatral, o visite Taller Cé, para que escuche a algún buen trovador.
Ya de noche, le recomendamos tomar el Tren Urbano en la estación Universidad y un taxi desde la estación Sagrado Corazón hasta su destino final. O una guagua. Aunque éstas funcionan hasta entrada la noche, su frecuencia no se cumple rigurosamente.
Ya montado en su transporte, podrá repasar la jornada. De seguro quedará satisfecho de haber visto y disfrutado de uno de los rostros más típicos de Puerto Rico, el de la comunidad de Río Piedras.